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jueves, 12 de diciembre de 2013

Abuelo Querido. ~

Era un menester qué te escribiese.
Eras una gran persona.
Aún lo eres.
Pero debo decir qué por más qué me lo prohibieses de pequeña.
Por más qué me lo repitieras hasta el hartazgo.
No puedo evitar qué una lágrima traviesa se escape.
No puedo evitar qué invite a jugar en mis mejillas a las demás.
Fuiste tanto... Tanto...

Un gran artista.
Pintabas cuadros qué invitaban a querer entrar en ellos.
Jugar donde corrió tu pincel.
Mezclarse con los colores.
Querer ser parte de las obras creadas por la mano de un hombre con mucho qué contar gráficamente.

Un gran Tanguero. 
Ese hombre qué a cada pazo y cada tonalidad de voz al cantar, dejaba a todos pasmados. 
Con la boca abierta hasta el suelo.
Con más ganas de verte, de escucharte.
De ser como vos, de actuar como vos.
De tener ese paso firme y decidido, por lo menos hasta lo qué duraron tus piernas danzantes.

Un Filósofo.
Los mejores consejos, los únicos qué recuerdo de mí primer año hasta los tres, me los diste.
No te guardaste nada. 
Y tengo qué contarte qué los sigo al pie de la letra.
- ''No dejes nunca qué te carcoma la melancolía, si bien es un sentimiento hermoso, puede ser destructivo.''
- ''Qué NADIE te diga qué hacer, qué pensar o qué sentir. Sí bien pueden darte un consejo como yo en este momento, no pueden manejar tu cuerpo, tu corazón y tu cerebro.''
- ''Nunca me bajes los brazos, ''Totona'', sí los mantenés arriba, juro qué vas a poder tocar el cielo. Juro qué vas a poder agarrar las estrellas qué más te gusten. Juro qué vas a poder darle la mano a Dios y verlo frente a frente. Juro qué te voy a dar la mano, aún cuando yo ya me haya ido.''
- ''La cabeza no es solo para peinarte la gomina. Ahí adentro tenés un cerebro con hambre y ganas de enseñanzas, de libros, de cuentos, de poemas, de filosofías y por sobre todo, de sueños. Nunca dejes qué se muera de hambre.''
- ''No conseguís nada con berrinches. ¿Sabés por qué motivo nunca los cumplimos?. Sí te damos todo en el momento qué lo pedís con llantos, gritos y pataleos solo para qué te calles vas a crecer con dos ideas muy malas en la cabeza: 1- No vas a saber lo qué es quitarse el pan de la boca para darselo a un hijo y qué este se vaya a su cama con el estomago lleno. 2- Cuando quieras algo, solo vas a hacer lo que ahora, manipular para qué te den lo que quieras, llorar, gritar, enojarte, patalear... Pero sí te enseñamos con amor cuando no tenemos plata y hacemos lo humanamente posible para tenerte como una reinita y lo entendés, vas a ser una mujer luchadora y comprensiva el día de mañana.''
Muchas de estás cosas (como es de entender) no las comprendí en su momento, pero al recordarlo e ir creciendo, los comprendo, los acepto, los razono y los sigo.

Fuiste mi compañero.
Ese qué cuando no podía dormir me cantaba.
Ese qué sí tenía una pesadilla me llevaba a ver las estrellas en su silla de ruedas para qué me calmara.
Ese qué me contaba esos cuentos maravillosos, qué para mí, eran mejor qué cualquier película de Disney.
Ese qué sin titubear y sin pensarlo dos veces venía, me abrazaba y me daba un ''Te amo, Totona'' todas las mañanas, tardes y noches.
Ese qué me dedicó una canción llamada ''De Niña a Mujer'', aún cuando solo me disfrutó 3 años de mí vida.
Ese qué dejó ver sus lágrimas en frente mío cuando le quitaron las piernas por la Diabetes, qué me enseñó qué los hombres también lloran, sienten y se quiebran.
Ese qué me limpió cada lagrimita de miedo, tristeza y furia.
Ese qué dejó qué corran libres las lágrimas de alegría.

Fuiste mi mejor amigo.
Un confidente envidiable en travesuras pequeñas.
Un gran consejero en travesuras de alto calibre.
Un enorme amigo a la hora de jugar.
Un buen oído a quién contar mis pequeños problemas de infante.
Una mano amable qué acariciaba mi cara.
Y una voz rasposa y dulce qué me decía qué no llore, qué todo iba a mejorar.

Fuiste mi papá.
Cuando papá no estaba, ocupaste su lugar.
Me enseñaste todo lo qué pudiste.
En todo el tiempo qué resististe.
Me ofreciste una sonrisa a cambio de un beso.
Me regañaste cuando hizo falta y cuando no también, solo por sí las dudas.
Me dijiste qué las penas con el tiempo pasan.
Y qué cada nube de lluvia con el tiempo es menos oscura.
Qué sea fuerte.
Eso lo predicaste con el ejemplo.
Aún a unos días de irte, tenías esa típica sonrisa en la cara, diciendome qué me amaba con toda su alma.
Te reías cuando en vez de decirte ''Nono'' te decía ''Papi''.
Me llevaste en tu regazo, mientras llamaba al perro.
Me dijiste qué sea una mujer digna.
Me prometiste qué todo iba a estar bien.

Y ahora...
Ahora me quedan recuerdos, por suerte.
Los guardo en el alma, el corazón y la mente.
Ahora sos en el único ángel qué creo.
Ahora siento tus besos mojados en mi frente cada noche al dormir.
Ahora siento tu canto lejano en mi oído.
Tus consejos no se los llevó el viento.
Tus regaños tampoco.
Y por más qué tu voz la recuerde muy lejanamente en mí memoria de adolescente, la siento a mí lado, guiando cada paso.

Querido abuelo, gracias por ser, sobre todas las cosas, mi héroe.

Con amor, ''Tu Totona''.

Primero lo primero: ¡Estrecha mi mano, compañero!

Hola, buenas.
Sí llegaste hasta acá, es porque te interesó o simplemente fuiste otro pobre tonto al qué le pasé el enlace de mí Blog para tener una opinión más.
Sí venís por primera vez, te mando un fuerte abrazo y un beso, que nunca están de más.
Acá vas a encontrar una pequeña ventana que va directo a mi cabeza, mi corazón y lo que me plazca en cada momento que escriba.
Puede ir desde lo gracioso, lo sano hasta el humor más negro que hayas tenido la desgracia de escuchar. O hasta lo más sincero que puede tener un poema.
En sí, solo juego a ser poeta, no lo soy. Soy una simple chica de 18 que desde los 4 años descarga sus penas, alegrías y recuerdos (tanto amargos como dulces o quizás de los dos juntos).
Solo espero que te sientas a gusto y que recuerdes decirme que es lo que se te pasó por la cabeza al leer lo que escribo, si te sentiste identificado, si te encantó, si has visto mejores o diciendo que te vas porque te parece una mierda, en sí.
Bienvenido, tome asiento y alimente el cerebro.

Nancy ó Kelly, cómo prefieras llamarme.